Con esta definición, el Gobierno podrá avanzar a partir de ahora en su objetivo de buscar un nuevo índice, probablemente denominado Unidad de Valor (UVA), para la actualización de los créditos hipotecarios.
Horacio Parga, titular de la desarrollista Edisur, consideró que conseguir un indicador específico “sería fantástico para el sector”. “Todos los planes hipotecarios han fracasado porque, aún con tasa subsidiada y fija, la primera cuota es muy alta. Eso es un impedimento para que la gente de clase media acceda y, al final, a los créditos terminan tomándolos personas de altos ingresos que hacen negocio al licuarse la cuota con la inflación”.
En Chile funciona para esto la llamada Unidad de Fomento (UF), que sigue aproximadamente la variación del costo de vida y que rige para fijar actualizaciones en créditos hipotecarios, alquileres e inclusive para los depósitos bancarios, entre otras finalidades.
Con un mecanismo similar aplicado en la Argentina, entendió Parga, donde se contemple el reajuste de precios y salarios, “las primeras cuotas serían bajas y podrían acceder muchas más personas al financiamiento”, comentó.
Al mismo tiempo, al quedar legalizada esa forma de actualización, los prestamos “se podrían estandarizar y un desarrollista podría ‘securitizarlos’ para financiarse en el mercado de capitales”, añadió.
La idea que maneja el Banco Central es que el UVA también se convierta en la nueva referencia para los depósitos a plazo fijo. De esta forma, los bancos podrían ofrecer a sus clientes colocaciones en esta nueva unidad de valor y a la vez trasladar la mejor tasa a los créditos hipotecarios.